Alemania y Japón son países derrotados en la II Guerra Mundial. El mundo se divide en dos bloques: el comunismo de la Unión Soviética y la democracia capitalista de Estados Unidos. Se origina entonces la “Guerra Fría” y el entorno internacional se tensa con ella. Los cambios en la economía y tendencias intelectuales de posguerra desarrollan nuevos gestores sociales y aparecen el feminismo, el movimiento queer, la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles, el pacifismo y los hippies.
Todo parecería un escenario creado idealmente para el surgimiento de Tony Stark: un multimillonario fabricante de armas que proporciona tecnología bélica a la milicia norteamericana. Solo que ese entorno dista de ser una ficción. Fue tan real como la historia. La creación en ese marco referencial de la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, llegaría con un nuevo súperhéroe: Iron Man.
EL CREADOR
En ese contexto social, el editor y guionista de cómics, Stan Lee, entendió que los lectores de Marvel eran mucho más liberales que los otrora fans del Capitán América y vio en ello la oportunidad de desafiar sus habilidades creativas inventando un superhéroe cuyas características principales fueran totalmente opuestas a los ideales que esos entes sociales acogían y difundían: Un capitalista por excelencia que, a la vez, fuera simpático y vendible.
Es así como Stan Lee, en contra de todo el idealismo de los ’60 y el espíritu pacifista de los nuevos lectores de Marvel, crea al hoy cincuentenario Tony Stark, ahora altamente popularizado entre los economistas recién graduados, gracias a su intérprete en el cine Robert Downey Jr.
En 1963, el personaje ya estaba concebido, pero faltaba lo más importante: hacer que Stark simpatizara con el público. Para eso, Lee pensó en el piloto, empresario e inventor Howard Hughes: “Era uno de los hombres más coloridos de nuestros tiempos. Era un inventor, un aventurero, un millonario, donjuán y, finalmente, un chiflado”, dijo en los comentarios finales del DVD Iron Man.
ARMADURA
En mayo del 68, Iron Man hace su debut en papel, gracias a la colaboración del dibujante Don Heck y el diseñador técnico de personajes Jack Kirby. En la historia original, Tony Stark asiste a la prueba de una de sus armas experimentales que incrementaría el poderío bélico de los norteamericanos.
La prueba falla y Stark es herido por una metralla; más tarde, Stark es encontrado inconsciente por los hombres del comandante vietnamita Wong-Chu, quien al descubrir que Stark era diseñador de armas intenta obligarlo a construirlas para ellos. Durante su reclusión, Stark descubre que la metralla no puede ser removida fácilmente de su pecho y que ésta va directo a su corazón. Para evitar su muerte, su compañero de celda, Ho Yinsen, un físico ganador del Premio Nóbel (y admirado por Stark), construye una placa pectoral magnética que evita que el trozo de metal alcance el corazón de Tony.
Lo demás es historia conocida: Tony y Yinsen engañan a sus secuestradores y construyen una armadura superpoderosa que los ayudaría a escapar de la prisión comunista; sin embargo, el único que logra huir es Tony, ya que Ho decide sacrificar su vida por la de él.
Al regresar a casa, Stark modifica la armadura y la llama Iron Man.
4 thoughts on “50 años de Iron Man: Un superhéroe políticamente (in) correcto”
Filete el medio artículo. El compadre Tony Stark y su mina
siempre me han parecido la cumbia. Pero desconocía mucho de
lo que aquí se ha dicho por Paulina. Como que de la vida personal se sabe más del Batman-Bruce Wayne u Hombre Araña Peter-Parker. Así que gracias poh por el aporte. Saludos.
FELICITACIONES, EXCELENTE ARTICULO, ME ENCANTO… QUEDE UNA ERUDITA EN SUPERHEROES.
🙂
PODRIA TRASPASAR ESTO AL CINE PARA QUE HAGAN LAS COSAS CON TODOS LOS DETALLES SEÑALADOS EN EL ARTICULO.
En otras palabras, Tony es más que la competencia para Bruce, tiene todo lo que a Bruce le falta.
Desde el carácter hasta el disfraz, quiero decir… El tipo disfruta, vibra con lo que hace. Además, entre un traje de murciélago y una armadura ultra moderna que lo hace ver omnipotente… No hay donde perderse.